Per Emilio Fernández Peña

El otro día casualmente me encontré con una antigua alumna que me dijo nada más verme: “tengo el trabajo de mi vida, soy responsable de comunicación de la organización X”. X es una organización mediana de un sector relacionado con el deporte. Le continué preguntando cuáles eran sus rutinas en la empresa, cómo se relacionaba con las otras secciones, cómo circulaba la información importante en la organización, si estaba presente en los órganos de decisión y qué importancia le conferían sus jefes a la comunicación dentro y fuera de la empresa. El caso es que, según ella estaban muy satisfechos con su trabajo, pero no parecía que la comunicación jugase un papel preponderante en la estrategia global de la organización. Sabían que tenían que tener dos personas específicas de comunicación, sabían que tenían que estar presentes en redes sociales… pero la comunicación era una sección que no formaba parte de las estratégicas para los máximos directivos.

Este es un caso común no sólo en las empresas pequeñas y medianas del deporte y de otros sectores industriales, sino también de muchas de las grandes organizaciones deportivas globales. No se concibe a la comunicación desde una visión integral, sino como una sección más, a veces de segunda categoría dentro de la organización.

Una visión moderna de la comunicación en grandes, medianas y pequeñas organizaciones deportivas otorga un papel estratégico central al plan de comunicación. El director o directora de comunicación deberá estar presente en la toma de decisiones, en las reuniones de los máximos ejecutivos y directivos. Puesto que ha de velar por la coherencia del mensaje global de la organización, de cómo se “ve”, se interpreta a su organización en el exterior, no sólo ha de estar informado de primera mano de las decisiones que se toman, sino que debería de tener voz y voto en las decisiones de todo tipo por una sencilla cuestión: en nuestra sociedad mediática y del espectáculo todo lo que se hace es susceptible de ser comunicado. La comunicación, pues, tiene un papel central y ha de tener un enfoque totalizador de la organización, porque no se puede no comunicar.